Arabia Saudí contra Irán ¿Guerra real o maniobra de distracción?

Un boxeador noqueado amenaza desde el suelo a su contrincante. Esta escena, que podría ser el comienzo de un mal chiste, describe fielmente lo que estamos viendo en Oriente Medio después de que Arabia Saudí (AS) amenace con eliminar a Hezbolá y a Irán, a los que cínicamente acusa de haber iniciado una guerra contra el régimen wahabí. No sólo AS, sino que el régimen sionista de Israel y el régimen estadounidense (EU) también acusan a Irán de desestabilizar Oriente Medio y ser el principal patrocinador del terrorismo. Esta coalición (EU-Israel-AS) que ahora amenaza a Irán y Hezbolá acaba de perder una guerra en Siria frente a sus amenazados (el «Eje de la Resistencia»), los cuáles han cambiado la balanza de poder tanto en la región como a nivel global.

Alguien debería preguntarle a Mohamed Ben Salman, a Trump y a Netanyahu qué les hace pensar que una misma estrategia política agresiva que ha fracasado contra Siria, Irak, Yemen y Catar resultará ser un éxito cuando se aplica en el Líbano. Nada ha cambiado a su favor en los últimos meses como para pensar que las mismas políticas van a dar resultados diferentes. Más bien al contrario.

¿O acaso los perdedores de la guerra contra Siria e Irak están ya en condiciones militares, económicas, geopolíticas o incluso psicológicas de iniciar otra guerra mayor contra los mismos protagonistas que los acaban de derrotar? Ni siquiera son capaces de imponerse en Yemen actualmente, donde Mohamed ben Salman (MBS) está buscando una salida airosa para su régimen. Ni han podido tampoco implantar un Kurdistán «independiente» en Irak, donde el clan Barzani ha sido aplastado por el gobierno iraquí y aislado por Turquía e Irán. Por cierto que esta alianza estratégica de Rusia-Turquía-Irán supone un nuevo varapalo (¡otro más!) para los intereses de Occidente en Eurasia.

Líbano, al que intentan desestabilizar política y socialmente para después atacar militarmente, parece ahora el eslabón más débil de la cadena. Esta pretendida fractura del país, en principio, parecería fácil debido a la diversidad política, religiosa y cultural del Líbano. Sin embargo por el momento el país mantiene la calma y la unidad frente a la injerencia exterior [1]. Tras su secuestro y renuncia televisada desde Riad, el primer ministro libanés Saad Hariri recibió el apoyo no sólo de sus correligionarios sunitas sino de la inmensa mayoría de los partidos y la sociedad del Líbano, incluido el mismísimo líder de Hezbolá, Sayyad Hassan Nasrullah (chiíta), así como del presidente Michel Aoun (cristiano) quien se negó a aceptar su dimisión televisada. Ahora Hariri ha regresado al Líbano y ha dado marcha atrás a su «dimisión». Tal contradicción demuestra que Hariri mintió cuando afirmó, señalando hacia Hezbolá, que tuvo que huir urgentemente porque su vida corría peligro en el Líbano.

Pero además debemos tener en cuenta que, para desgracia de Riad, Tel Aviv y Washington, cuando se amenaza con atacar el Líbano no estamos hablando de iniciar una guerra entre dos ejércitos, fuerzas o Estados opuestos que luchan entre sí de forma aislada del resto del mundo. Sino que hablamos de una guerra entre bloques cuyas implicaciones no sólo serían regionales sino globales. Hezbolá defendería la soberanía de Líbano en caso de ataque, como ha hecho con éxito en ocasiones anteriores. La República Islámica de Irán apoyaría a su vez a Hezbolá. Y por su parte Rusia se alinearía con su socio estratégico iraní. Sin olvidar a Siria e Irak, el viraje geopolítico de sus nuevos aliados Turquía y Catar, o el papel que ejercería la superpotencia geoeconómica China. Sería una guerra geoestratégica de alcance tripolar (EU-China-Rusia) por el liderazgo del futuro Orden Mundial. Una guerra que, además, nadie puede asegurar que no fuera nuclear.

¿O es que piensan realmente que Rusia, que ha trazado en Siria e Irak una línea roja frente al imperialismo occidental, va a abandonar a su suerte a un aliado geoestratégico todavía mayor como es Irán? ¿O que China, que tiene en Irán un socio clave de su Nueva Ruta de la Seda, va a mirar para otro lado?

Incluso desde los think tanks cercanos al Pentágono se alerta sobre el peligro de una guerra contra Irán y aconsejan el diálogo y el acuerdo para que EU no cometa los mismos errores que cometió en Irak en 2003 y pierda más poder de influencia en Oriente Medio. Alireza Nader, analista superior de políticas en la RAND Corporation, y Amir Handjani, miembro del Atlantic Council, escriben lo siguiente en un reciente artículo escrito conjuntamente:

El deseo de la administración Trump de aislar y presionar a Irán refleja un pensamiento obsoleto que no toma en cuenta las realidades cambiantes del Oriente Medio de hoy. El resultado más probable es que inadvertidamente fortalecerá la mano de Irán en la región, al igual que lo hizo la invasión de la administración del presidente George W. Bush a Irak en 2003. Irán es ahora, posiblemente, el actor regional más poderoso en Medio Oriente. Teherán es un jugador decisivo en Siria, Líbano e Irak, y su influencia se extiende a Yemen y Afganistán. Rechazar el poder iraní significaría enfrentar a las fuerzas iraníes en países donde están integrados con las milicias locales o han sido invitados por los gobiernos anfitriones, como es el caso de Irak y Siria.  

Además, Irán ya no es un paria global. Tiene una fuerte asociación con Rusia en Siria y cada vez comparte más interés con Turquía en cuestiones relacionadas con la independencia kurda y el fortalecimiento del gobierno central en Bagdad. Tanto Turquía como Irán respaldan a Qatar en su disputa con Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos. Esa disputa ha creado oportunidades para que Irán se proyecte como una fuerza estabilizadora en Oriente Medio hacia otras grandes potencias como China e India. (…). 

Washington y Teherán deben llegar a un acuerdo para no provocar más incendios en la región. Esto implicaría que la administración Trump abandone sus intentos de socavar el acuerdo nuclear y pedir un cambio de régimen en Irán. Seguir demonizando a Irán por todos los males del Medio Oriente es contraproducente y solo conducirá a una mayor escalada. Esta estrategia se empleó durante la administración de George W. Bush con consecuencias desastrosas. [Saudi Shakeup Gives the U.S. an Opening With Iran,- Bloomberg 11/11/2017]

¿De qué estamos hablando entonces, qué hay detrás de todos estos movimientos?

Si descartamos de nuestro análisis la conclusión simplista de que MBS (así como Trump o Netanyahu) es tan sólo un loco integrista multimillonario tan ignorante y ambicioso como cruel, entonces debemos barajar otras hipótesis que quizás no se estén poniendo sobre la mesa en estos momentos, y mucho menos desde los grandes medios corporativos occidentales.

Es posible que las amenazas contra Hezbolá e Irán en estos momentos concretos sean una forma de distracción general mientras MBS transforma radicalmente la política interna y externa del régimen wahabí. No podemos descartarlo. Parece ser que AS estuviera ejerciendo un doble juego respecto a su política exterior: por un lado encabeza una alianza belicista junto a EU e Israel en contra de Irán; y por otro emprende un giro geoestratégico histórico hacia Rusia y China, dos potencias aliadas de Irán, quien a su vez es miembro observador de la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS).

La «purga» interna realizada por MBS – que le ha dado prácticamente todo el poder dentro del régimen wahabí – no parece ser del agrado del Estado Profundo cuyo heredero favorito era el premiado Mohamed Ben Nayef (aunque sí cuenta con el apoyo de Donald Trump). Desconfían de MBS pero no pueden arremeter contra él y arriesgarse a perder a un aliado estratégico tan vital para hegemonía global estadounidense. Sobre todo después de perder a una Turquía que ahora amenaza con abandonar la OTAN.

¿Es esta «limpieza» interna de MBS un paso necesario para poder romper el cordón umbilical (petrodólar) que une a Riad con Washington? La respuesta a esta pregunta dependerá del recorrido final que tenga la nueva alianza entre Arabia Saudí e Israel apadrinada por Estados Unidos.

Esta artificial alianza israelí-saudí está basada en el odio que ambos mantienen hacia Irán, ahora convertido en pánico ante la creciente influencia de Irán en la región y su integración en el eje euroasiático, incluida su inminente membresía en la OCS (junto a India y Pakistán, entre otros, que ya son miembros de pleno derecho). Pero no existe una estrategia conjunta entre Riad y Tel Aviv que esté respaldada y coordinada por Washington y que dé consistencia a sus planes, situación ésta de la que se lamenta el ex-embajador de EU en Israel, Daniel B. Shapiro, a través de un artículo publicado por el medio israelí Haaretz [2].

Israel y AS comparten enemigo, pero comparten también desconfianzas mutuas. Ambos regímenes pretenden que sea el otro quien pague el alto precio de iniciar una guerra contra Irán. Los dos tratan de utilizarse en beneficio propio. Analistas y medios de todos partes del mundo no se ponen de acuerdo a la hora de explicar quién está realmente moviendo los hilos y manipulando a sus respectivos «aliados». Unos afirman que AS intenta llevar a EU a una guerra con Irán; otros piensan que es Israel quien manipula a Tump a través de su yerno Jared Kushner; otros creen que EU intenta utilizarlos a los dos. Lo único claro aquí es que en estas condiciones es imposible ganar una guerra contra un bloque bien coordinado que ha demostrado su eficacia militar en Siria e Irak contra la OTAN-CCG y sus terroristas de Al Qaeda/ISIS.

Como imposible parece también que Israel acepte las propuestas de Arabia Saudí. Me refiero al memorando que Riad planteó a Israel y a Estados Unidos donde se dibuja la hoja de ruta para alcanzar una «normalización de las relaciones» entre Riad y Tel Aviv. En síntesis, AS estaría dispuesta a abandonar a Palestina a su suerte a cambio de que Israel renuncie a su arsenal nuclear, o bien, permita que Riad obtenga su propias armas nucleares [3]. Es decir, equilibrar sus fuerzas en el plano militar y político entre Israel y AS y que EU actúe como protector de ambos . La propuesta saudí parece escrita para que nunca pueda ser aceptada. Con lo cuál, además del previsible fracaso de esta nueva intentona de debilitar al Eje de la Resistencia (y a Rusia y China) [4], sigue incrementándose la incertidumbre sobre cuáles serán los pasos futuros que emprenderá MBS. Y la pregunta surge de nuevo: ¿Será Arabia Saudí el verdugo definitivo de Estados Unidos? Todas las hipótesis están en el aire hoy en día.

A pesar de este contexto regional tan adverso y de este endeble idilio sionista-wahabí, el criminal Benjamin Netanyahu continúa amenazando con atacar objetivos iranís en Siria (incluyendo a Hezbolá) en caso de que Irán y Hezbolá no «desmantelen» sus efectivos del territorio sirio. Es decir, que Netanyahu (como Trump o MBS) se siente legitimado a tomar decisiones sobre un Estado soberano al que Israel, la OTAN y el Consejo de Cooperación del Golfo invadieron de terroristas a sueldo en 2011 provocando cientos de miles de muertos y millones de desplazados. Seis años después han perdido la guerra contra Siria, y aún así pretenden tomar decisiones pasando por encima del legítimo gobierno y del pueblo sirio. ¡Increíble pero cierto!

En Europa ya han saltado las alarmas por la ola de refugiados que provocaría una nueva guerra en Oriente Medio, pero en lugar de advertir y persuadir al régimen sionista para que dé marcha atrás a sus criminales planes expansionistas, exigen al gobierno sirio y a Rusia que se plieguen a las exigencias de Netanyahu para evitar una guerra que pareciera inminente [5]. Por cierto, el pupilo de los Rothschild, el «dinámico» Enmanuel Macron, ya ejerce como nuevo líder de la UE en sustitución de una «disminuída Angela Merkel» (así la define The Economist [6]), bastante ocupada en resolver los asuntos post-electorales de Alemania, que no es poco. De hecho Paul Hockenos escribe desde la revista Foreign Policy – órgano de propaganda globalista estadounidense – que «Alemania se ha sumergido en un caos sin precedentes«.

¿No se han enterado estos criminales imperialistas (otanistas-sionistas-wahabís) que han perdido la guerra en Siria y que es Bashar al Assad quien toma las decisiones dentro del territorio soberano sirio? ¿No se han enterado los patrocinadores de la Yihad Global que Rusia, Irán y Hezbolá están legalmente en Siria puesto que cuentan con el permiso de las legítimas autoridades de Siria? Quienes deben abandonar de inmediato el territorio sirio son aquellas fuerzas invasoras y grupos de mercenarios que la destruyeron, comenzando en primer lugar por Estados Unidos. Es la mejor forma de que haya paz y estabilizad en Oriente Medio.

De manera que, en resumen, nos encontramos ante un escenario donde existe mucho ruido mediático y mucha propaganda de guerra en contra de Irán y Hezbolá, pero pocas probabilidades reales de que ésta se lleve a cabo. Los principales patrocinadores del terrorismo y la desestabilización en Oriente Medio tratan de recuperar su influencia geopolítica perdida tras su derrota en Siria. Las amenazas de Netanyahu o de MBS contra Irán son similares a las que lanza Donald Trump contra Corea del Norte. Con ellas muestran públicamente cuáles son sus deseos, pero el paso del tiempo se encarga de evidenciar que en el fondo sus sueños son irrealizables en el actual contexto global multipolar. Saben que las reglas de juego han cambiado, aunque fingen no haberse enterado.

REFERENCIAS – NOTAS

[1] How Saudi Efforts to Provoke War Were Stopped and Lebanon United. The Role of Hezbollah,- artículo de Joyce Chediac basado en una entrevista con Jana Nakhal, líder del Partido Comunista Libanés (Global Research, 22/11/2017) https://www.globalresearch.ca/how-saudi-efforts-to-provoke-war-were-stopped-and-lebanon-united-the-role-of-hezbollah/5619407

[2] While America’s AWOL on Coordinating anti-Iran Allies, Saudi Arabia Is Taking Over, – Daniel B. Shapiro (Haaretz, 16/11/2017)

[3] Revealed – Saudis Plan To Give Up Palestine – For War On Iran,- informe publicado por Moon of Alabama (14/11/2017)  http://www.moonofalabama.org/2017/11/the-saudi-tyrants-devilish-plan-sell-out-palestine-for-war-on-iran.html

Leer también la carta redactada por el ministro de Asuntos Exteriores saudí, Adel al-Jubeir, sobre las condiciones de los posibles acuerdos con Israel, publicada por el medio libanés Al Akhbar:  http://www.al-akhbar.com/node/286434

[4] Trump’s Saudi Scheme Unravels,- un análisis del ex-diplomático y ex-funcionario de inteligencia británico Alastair Crooke (Consortiumnews.com 17/11/2017) https://consortiumnews.com/2017/11/17/trumps-saudi-scheme-unravels/

[5] ¿Será que la agresión israelí ya es inevitable y casi inminente?,- artículo de Jaml Wakim, profesor de Historia y Relaciones Internacionales de la Universidad Libanesa (Al Mayadeen, 15/11/2017) http://espanol.almayadeen.net/articles/main/14690/-ser%C3%A1-que-la-agresi%C3%B3n-israel%C3%AD-ya-es-inevitable-y-casi-inmine

[6] The spotlight shifts from Germany to France,- un editorial del diario globalista británico The Economist que apuesta por un nuevo Orden en Europa (30/9/2017) https://www.economist.com/news/leaders/21729743-dynamic-emmanuel-macron-and-diminished-angela-merkel-point-new-order-europe

Un comentario

  1. En mi opinión, en caso de que se tratara de una maniobra de distracción, ésta debería de verse dentro de la estrategia de tensión que mantienen los halcones de Washington, ese «Estado Profundo» que apostó todas sus bazas a favor de Hillary Clinton y que sigue intentando desestabilizar al gobierno de Trump. Es imposible saber el resultado de la conjunción Trump-Netanyahu, sobre todo si tenemos en cuenta que la permanente voluntad de Netanyahu es acabar con Irán, incluso utilizando armas nucleares, algo a lo que Obama no se atrevió. La lucha por el poder dentro de Estados Unidos puede hacernos pensar que el núcleo militarista que decide su política exterior podría inclinarse a desencadenar una nueva guerra de dimensiones imprevisibles en Oriente Medio. Tal vez piensen que frenar a un Putin vencedor en Siria sea ahora menos costoso que hacerlo más adelante y que provocar un estado de tensión extrema serviría para presionar a las naciones europeas integradas en la OTAN a que sigan tan ciegamente como lo han hecho hasta ahora todas las decisiones emanadas del poder americano.

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